lunes, 4 de mayo de 2009

Una educación que reprime

Días como el primero de mayo, evocan en nuestra agitada vida social consumista citadina, momentos para detenernos a pensar y reflexionar sobre el país y la democracia que en el tiempo presente tenemos. Ver desfilar por las calles de todo el país, y especialmente de nuestra amada Cali, miles de personas que por un día al año dejan sus labores y salen a pedir justicia, igualdad, respeto y trabajo, es interesante y produce un sentimiento de alegría y orgullo pero al mismo tiempo de nostalgia e impotencia. Y entremezclados estos sentimientos uno no sabe qué pensar ni qué hacer.

Así mismo, este paradisíaco momento se ve turbado por los militares y policías, que armados de casco, coraza, bolillo y pistola, intentan opacar un derecho de todo hombre libre y trabajador de cualquier parte del mundo. Estos defensores de la “democracia-tiranía” que tenemos desde hace dos años amedrantan y coartan la libertad de expresión y delimitan el artículo 37 de nuestra Constitución en beneficio de la paz, el orden y la tranquilidad. Sin embargo, queda uno confundido al ver como 8 policías en 6 motocicletas acorralan a un joven de 15 años y una jovencita de la misma edad simplemente porque vienen caminando fuera de la marcha asía sus casas. Los acorralan como si fueran ladrones o un tipo de animal salvaje que necesita control y disciplina para ser domados. Queda uno como un simple espectador impotente ante la imagen de estos “guardianes de la ley y el orden” que practican la justicia y ejercen el poder propio de una tiranía, con sus bolillos de fibra de plástico sobre la humanidad de estos jóvenes. Y por si no fuera esto suficiente, ejercen también su brutal poder policiaco sobre quienes simples transeúntes piden respeto por el joven golpeado delante de una decena de personas, que encerradas en sus casas no dicen nada. Queda uno confundido en su ser e impotente en su ira.

No obstante, ante esta escena tan dramática, brutal y silenciosa, un grito desesperado pide ayuda; es la chica acompañante del chico que con su menudo cuerpo y su frágil feminidad intenta con todas sus fuerzas no dejarse llevar por el bestial y tiránico policía que la llevaba en sus hombros como si fuera un costal que debía tirar a la basura. ¡Es admirable como una joven tan sencilla y menuda protege su derecho y reclama el apoyo de todos los espectadores silenciosos y miedosos que ven la escena! Su grito ha conmovido consciencias y apresurado reacciones. Varias personas al ver su gesto de valentía corren en su ayuda y se enfrentan cuerpo a cuerpo con los policías tiránicos abusadores. ¡Definitivamente la unión hace la fuerza! Entre ese puñado de personas han podido recuperar la libertad de esa chica y ponerla a salvo de su salvaje bolillo e ignorante actitud. Aunque desafortunadamente el chico no ha contado con la misma suerte y por la actitud silenciosa y miedosa de los vecinos del sector ha sido llevado entre un sequito de policías motorizados a un lugar desconocido y probablemente inseguro. ¿Qué sucederá con ese joven? ¿Para qué se lo han llevado? ¿Intentaran corregirlo con su método brutal y tiránico? ¿De qué lo tienen que corregir? ¿De defender los derechos de otro, qué por miedo o agnosticismo social se ha quedado en su casa o ha decidido irse de paseo o al centro comercial?

Sin duda alguna, necesitamos urgentemente una voz de protesta que denuncie la barbaridad y la brutalidad tiránica con la que actúan las fuerzas policiacas y militares de nuestro país. No podemos dejar que ellos sigan educando y corrigiendo a nuestros jóvenes con sus métodos obsoletos y propios de una demagogia práctica y fascista. Los educadores no podemos seguir permitiendo que las fuerzas policiales y militares sigan corrigiendo por medio del poder, el uniforme y la brutalidad. No podemos permitir que la disciplina se siga exigiendo por la fuerza del bolillo, la patada y el manotazo. No podemos permitir todo esto porque lo único que esta manera de actuar producirá será más rabia y sed de venganza de las personas que las padecen. Necesitamos educar en humanidad y en humanitud. En humanidad para que sintamos que somos diferentes a los demás seres que habitan este planeta y comprendamos la gran responsabilidad que tenemos con él, y en humanitud para que nos demos cuenta de que no somos ruedas sueltas sino que todos los seres humanos somos una unidad.

Ojala el silencio de todos los que tenemos que presenciar estos actos tan bochornosos y brutales desaparezca de nuestra humanidad. Que la indignación, propia de una persona justa y humanizada, sea el medio para decirle al que corrige por la fuerza y los golpes, que así no es, que no estamos de acuerdo con su comportamiento, que no aprobamos su actuar y que no queremos que un bien, como es el orden, sea obtenido por la fuerza y por la coacción de otro sumamente vital como es la libre expresión.

Espero que los educadores comprendamos que la verdadera educación no reprime. La única que lo hace es aquella que es ejercida por la fuerza y la brutalidad. La verdadera educación conserva la libertad del hombre, esa misma que ni siquiera Dios puede quitar o violar. La educación debe ser ejercida por los educadores y no por los tiranos. Docentes, no permitamos más esa usurpación; recuperemos nuestro lugar, y si para eso tenemos que luchar, ¡pues hagámoslo!


Jhon Fredy Mayor Tamayo
Director de El Búhowww.elbuhofilosofico.blogspot.com

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