domingo, 6 de diciembre de 2009

¡Llegó Navidad!

Apreciados amigos, ¡llegó Navidad! Y como ya todos sabemos es un tiempo para compartir, celebrar y festejar. Pero también para reflexionar, evaluar y realizar cuentas sobre cómo empezamos el año y cómo lo estamos terminando. Es por eso que en esta ocasión no pretendo solo hablarles de la Navidad, pues considero que al respecto ustedes saben lo que deben saber; sino más bien que me quisiera detener a hablar de algo que hemos olvido hacer en esta época dulce y alegre, y es lo que tiene que ver con la reflexión.

Hoy se dice que nuestra cultura colombiana reflexiona muy poco sobre sus actuaciones y la forma como vive el día a día; algunos incluso expresan que los colombianos, al igual que muchas otras sociedades, nos hemos dedicado a vivir solo el momento, que nos hemos vuelto tan efímeros que nos hemos olvidado de reflexionar, de confrontar y de evaluar. Y ha sido por esta causa que hemos perdido la consciencia frente a las situaciones sociales, políticas y culturales que enfrenta nuestro país. Aunque a decir verdad, esto no es lo más grave o preocupante; lo verdaderamente preocupante es que producto de la perdida de la consciencia hemos perdido la memoria y el sentido de pertenencia. Es por este motivo que ya no nos sorprende ni nos duele que los políticos se roben nuestro dinero o que los comportamientos de algunos afecte la integridad de muchos. Con tristeza hoy tenemos que observar como el país se lo roban todos los días y nosotros no hacemos nada porque al día siguiente se nos olvida. Pareciera ser que este país no tiene colombianos y que los que viven no son de aquí porque no les duele el país ni las graves cosas que a diario suceden.

Es esta la razón por la que deseo que al empezar este tiempo de alegría y gozo, saquemos un espacio para pensar, para reflexionar sobre si estamos cumpliendo bien nuestra labor como hijos, estudiantes, ciudadanos del país y del mundo y como creyentes. Los invito para que por un instante, durante este tiempo navideño, venzamos lo efímero, lo de moda, lo bello y lo sensitivo y dediquemos un tiempo para reflexionar sobre si ésta es la sociedad que queremos para nosotros y para nuestros futuros hijos. ¡Es urgente amigos! De verdad es urgente que tomemos parte en esto y recuperemos lo perdido, lo robado, recuperemos la memoria, la consciencia, el sentido de pertenencia. Que el tiempo de Navidad no sea solo para gozar y festejar, que también se para hacer un alto en el camino.

¡Feliz Navidad para todos!

Lic. Jhon Fredy Mayor
Director de El Búho

jueves, 17 de septiembre de 2009

Una espada de doble filo

Hace ya unos días que en medio de un ambiente confuso se aprobó en la Cámara de Representes la iniciativa de algunos partidos políticos uribistas que buscan un tercer mandato del presidente Uribe. Don plebiscito, como le han llamado algunos, parece que volverá a las urnas como hace 5 años para preguntar si el actual presidente debe o no continuar en el poder ejecutivo –claro está, conjuntamente nos pedirá que sí aprobamos la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños y la cuestión sobre el agua como derecho fundamental de la nación y los ciudadanos-. Todo junto como si las situaciones fueran iguales y de la misma magnitud. Aunque a decir verdad en estos momentos no sabemos que es más urgente para el país: si un gobernante que se quiere perpetuar el poder porque se cree la única solución de todos los problemas que tiene el país o la condena perpetua para bestias asesinas violadoras de niños –que según el derecho natural y la lógica nos dicen que debe ser así sin necesidad de referendos- o el grave peligro de que el agua -un recurso natural que no tiene dueño- caiga en manos de los ricos y sea privatizada (como si ellos hicieran llover). La verdad es que la situación está un poco grave y el panorama es un poco desolador. Se avecinan tiempos calientes y el agua está lejos.

No obstante, aunque mi intención no es tratar de hacer una colcha de retazos con los tres temas, si me interesa uno en particular y es la forma como el referendo ha llegado hasta la Corte Constitucional para su aprobación. Si mal no recuerdo fue hace cerca de dos años que la recolección de firmas para presentar una iniciativa ante el Senado de la República que permitiera la segunda reelección inmediata del presidente empezó a recorrer todo el país. Como era una gran empresa se necesitó mucha ayuda y no importaba de donde viniera, así fuera de DMG. Meses después hubo un gran problema por la forma como el texto original había sido redactado; y como no iba a estarlo, si los uribistas –y hasta el mismo presidente- querían reelección indefinida, como en Venezuela. Después una demanda de un representante buscaba neutralizar a cien representantes que habían incurrido en posible prevaricato, al haber realizado la votación del texto a horas de la madrugada, como si quisieran ocultar algo. Sin embargo, aunque la Corte Suprema de Justicia quiso investigar, y alcanzó a llamar a algunos, los representantes hicieron de las suyas y entre ellos se habilitaron para votar y no asistir al llamamiento que la Corte les hizo. Luego, cuando ya se había iniciado la carrera contra el reloj, y después de que todos los representantes y el país escucharan como el ministro del Interior estaba tirando la casa por la ventana en la Cámara para comprar votos y conciencias, muchos, haciendo uso de su ética, decidieron no votar a favor de la iniciativa y fue entonces cuando se dio la deserción de varios representantes al partido de la U de forma repentina. Sería esta última situación la que pondría en entredicho si realmente era el pueblo el que quería reelegir al presidente o eran sus considerados amigos.

La verdad es que el panorama que ha dejado a lo largo de los meses el referendo es algo vergonzoso y criminal, ya que aceptar ayuda de criminales, así uno sepa o sea a sus espaldas (como sucedió en otros tiempos), es algo que no tiene nombre. O tal vez sí, y se puede llamar obsesión. Porque cuando alguien está obsesionado con algo se aferra a él con todas sus fuerzas y no le importa si para eso tiene que hasta matar, o como es el caso, recibir ayuda de alguien y después traicionarlo persiguiéndolo hasta ponerlo tras las rejas, o comprar conciencias y corromper instituciones, generando así más corrupción.
Da cólera ver el oscuro camino que ha recorrido una iniciativa que han querido hacer saber que es del pueblo y que la verdad no es así. Si esta es la artimaña que el presidente y sus escuderos han realizado para conseguir una aprobación de la Corte Constitucional para su segunda reelección, ¿qué podrá esperar el país con esta clase de gobernantes?

Aunque el panorama es incierto, la verdad es que las cosas mal hechas no siempre quedan bien al final. Y esta podría ser la situación de los uribistas que han trabajado tan duro en esta iniciativa. Después de todo el proceso de recolección de firmas, la elaboración del texto, la aprobación en el Congreso y la Cámara de Representantes, el referendo ahora está en la Corte Constitucional para su revisión final, aprobación y modificación de la Constitución. Sin embargo, esto no se dará siempre y cuando la Corte Suprema de Justicia no compruebe que el proceso fue legal y que no se incurrió en ninguna falta grave a la hora de aprobar la iniciativa. Ojalá la Corte Suprema sepa leer los acontecimientos y los sucesos mencionados anteriormente que acompañaron el referendo en todo su proceso. Esperamos que sepa encontrar en las denuncias hechas por el mismo DMG sobre sus ayudas económicas y logísticas, las de Rafael Pardo sobre los ofrecimientos del ministro del Interior y de Justicia, y la de los Representantes Rozo Gómez y Lara, los argumentos para declarar inaceptable la iniciativa por las constantes denuncias y las bochornosas y oscuras situaciones por las que ha pasado el referendo. Como están las cosas, y si la Corte Suprema continúa con la misma actitud con que ha enfrentado al presidente por sus constantes abusos al sistema democrático del país, es muy posible que la misma estrategia que los uribistas utilizaron para sacar a como diera lugar el referendo, se convierta en suya propia y les termine dañando el caminado.

Jhon Fredy मेयर तमयो
Director de El Búho

lunes, 27 de julio de 2009

La estrategia del caracol a la Uribe

Mientras los días transcurren en esta Colombia que ya camina su bicentenario de independencia, y recuerda la ardua batalla que libraron los valientes soldados de Simón Bolivar y sus más aguerridos compañeros contra los españoles, la historia patria nos hace recordar, que aunque ya estos sucesos forman parte de la misma, la realidad que hoy vivimos como Estado nos hace sentir que debemos traer a colación la gran empresa que unos valientes, que yacen en monumentos de parques abandonados en nuestros días, tiene que volverse a repetir.

Y es que no queda más que hacer cuando se siente y se ve por todos lados que la democracia peligra, y así mismo la participación del pueblo. Se pone en peligro el poder popular en la medida en que la libertad para opinar y disuadir se ve opacada por lo que dicen los medios de comunicación capitalistas del país, que por razones que no logro entender se hacen llamar de obra social con aires de filantropía, como si la capacidad de darse a los demás consistiera en dar parte de las ganancias a una escuelita o a un ancianato. Parece ser que nos han robado la libertad de pensar y de decidir con imágenes y pronunciamientos que ya no nos interesan, pues como que uno se cansa de escuchar lo mismo por espacio de ocho años.

Ahora, cuando la democracia peligra, ¿qué queda sobre el tapete? Esto resulta muy sencillo: o tiranía o demagogia; uribismo o capitalismo; seguridad democrática o guerrilla. Considero que cualquiera de las anteriores merece un rechazo total. Sin embargo, ¿cuál es la más parecida a nuestra época? Sería la demagogia. ¿Por qué? Uno de los retos del presidente Uribe ha sido firmar el TLC con Estados Unidos, reto que se ha visto truncado por espacio de casi siete años desde aquella maratón olímpica. Y, como es un reto personal el presidente ha hecho de todo; ahora último le dio por aceptar bases militares norteamericanas en nuestro país, como si nuestra nación fuera la recicladora del continente. Los demás diciendo qué no y queriendo sacar el poderío militar gringo del continente y nuestro gobierno llevando la contraria.

Aunque a decir verdad, la aceptación de las bases militares gringas en nuestro país será lo que por fin le dará al presidente Uribe el tan anhelado TLC. ¿Por qué? Como lo hemos visto en los últimos días, la reacción del gobierno venezolano no era menos que la manifestada. El señor Chávez ha visto la aceptación de Colombia como una traición a los acuerdos bilaterales, y más que una traición, un peligro inminente pisándole los talones. Será entonces esta situación la escusa perfecta para el gobierno de Uribe ante los Estados Unidos. Si Venezuela es el mayor comprador de Colombia y deja de comprar por aceptar bases miliares, entonces Estados Unidos tiene que pagarle el favor a Colombia. Y como hacerlo: firmando por fin el TLC. De esta forma el favor estaría cancelado y el niño caprichoso Uribe cumpliría con lo que tanto prometió desde su candidatura.

Al igual que el problema de las bases militares, sucede con Ecuador. El video del “Mono Jojoy”, donde menciona una supuesta ayuda económica para la reelección de Correa en Ecuador, ha vuelto a calentar los ánimos con Colombia. Una vez más nuestro gobierno tiene la excusa perfecta para romper relaciones con Ecuador. Lo que quiere decir que hoy más que nunca necesitamos del TLC con Estados Unidos. Incluso ya muchos empresarios han empezado a manifestar la situación crítica que están viviendo por cumpla de las relaciones diplomáticas con Ecuador.

Como podemos darnos cuenta, no resulta casualidad que paralelo a las bases militares haya aparecido el video del “Mono Jojoy” delatando a Correa. ¿No es está una estrategia del caracol al estilo Uribe-José Obdulio? Como no ha sido suficiente deteriorar la democracia desde adentro ahora lo quiere hacer desde afuera, rompiendo con los países hermanos que fueron liberados hace doscientos años por el mismo caudillo.

Y por si fuera poco a la estrategia del caracol del TLC, también está la otra; la de los secuestrados. Esos pobres que se volvieron salvavidas del gobierno. No debería llamarse la operación jaque, sino la operación póquer, pues sacan ases debajo de la manga cada vez que los necesitan. Ahora le dio otra vez al presidente por autorizar a Piedad y a la Iglesia para tal diligencia. Y mañana dirá otra cosa, ‘es que como digo una cosa digo otra’. No obstante, ante estas decisiones repentinas del presidente queda algo que pensar: ¿Qué pretende nuevamente el presidente con esto? Creo que ilusionar a las familias de los secuestrados y pasar a la historia, como dice Vicky, como el mejor presidente de nuestra nación. Según esto, no será culpa del gobierno ni del presidente que los secuestrados no llegaran a sus hogares, es culpa de la guerrilla que no los quiso liberar ante la orden del presidente. ¡Cómo si él mandara en la guerrilla! No ha sido capaz con los paras y sus corruptas jugadas para la reelección, que incluso por estos días está más envolatada que perdida en el Congreso en su segundo intento, que ahora pretende que le obedezcan los insurgentes.

Los hechos anteriores permiten pensar que el presidente está moviendo sus últimas fichas para ganar por partida doble. Que sería la segunda reelección, que es lo que más desea, pero que parece no se le va a dar. O si no se consigue esto, al menos pasar a la historia como el mejor Uribe, perdón, el mejor presidente de Colombia y en su defecto asegurar un próximo periodo en cuatro años en el 2014.

Gracias a lo que nos permite ver la estrategia del caracol nos podemos dar cuenta que una casa, que un país, que una democracia, se pueden destruir desde dentro. Y desde fuera también como lo enseña el señor Uribe y compañía, los nuevos libertadores del siglo XXI.


Jhon Fredy Mayor

22/07/09

martes, 19 de mayo de 2009

Un día para pensar…

A decir verdad, nunca me imagine que algún día celebraría este día como mi día. Recuerdo que cuando era un adolescente, este día en el colegio pasaba como uno más, o bueno, no tanto así, pues los profes por andar celebrando en la sala de profesores nos dejaban libres en los salones, y aunque nos decían que no nos saliéramos del salón mientras ellos realizaban una reunión urgente, nosotros nos poníamos el colegio de ruana. Si mi memoria no me falla, no recuerdo haber felicitado nunca a ninguno de mis profesores durante toda la vida escolar, y creo incluso que ni en los primeros cuatro años de mi carrera profesional. Creo que a lo largo de mi vida estudiantil pase este día por desapercibido y poco transcendental, como si no me importara. Sin embargo, hoy no sé porque siento que ya me interesa, que ya me importa que llegue el 15 de mayo. No sé, ¿será por qué ya por poco empezaré a ejercer como docente? Lástima que las cosas solo tomen importancia cuando pasan a ser nuestras. ¿Por qué no son igual de importantes cuando están en otras manos?, ¿por qué somos tan egoístas?

El día de hoy significa mucho para mí en esta ocasión… y aunque no recibí las felicitaciones que recibieron mis colegas en este día, si me sentí bien, me sentí inquieto, contento, reflexivo y necesitado de ir más allá, de ir al encuentro de los niños y jóvenes que inundan las escuelas y los colegios con sus preguntas y sus rebeldías. Hoy, aunque no recibí un homenaje protocolario, si al menos recibí el homenaje de dos chiquillos que saben que soy profesor empírico, me felicitaron al igual que una persona muy especial. Y aunque no me hubiera felicitado ninguna persona, si lo hubiera hecho yo mismo –lo hice-, porque dentro de las cosas que pude pensar hoy, es que soy un profesor de ocasiones, ocasional.

La verdad es que aunque son pocas las veces que he estado en un aula de clase, si me he enfrentado a espacios sumamente importantes. En el bus no he perdido tiempo para hablar de la vida, de lo básico de nuestra existencia y de lo necesario de tomar parte en la transformación de la vida social; he hablado de filosofía, de teología, de religión, de política, de historia y de economía, en muchos lugares, entre ellos los mencionados anteriormente. Aunque lo importante no ha sido hablar de cosas que me gustan y sé, sino el público que he tenido; niños, jóvenes, adultos, ancianos, profesionales, analfabetas, ricos, pobres, ateos, creyentes, ejecutivos, estudiantes, trabajadores (as) etc., ha sido un grupo numeroso y diverso con el que he hablado y enseñado cosas de una manera versátil.

En estos momentos recuerdo mucho el día que le explique a una señora de 40 años la teoría de la evolución de Darwin en un bus, o el día que le hable a mi papá del antropocentrismo moderno mientras disfrutábamos de una noche decembrina roldanillense. Recuerdo que casi no logro hacer que entendiera que los que nos movemos somos nosotros y no lo que está fuera. La verdad, hoy he podido descubrir que soy un profe, pero no con salones aún ni con escuela u hora de clase fija y única. Sencillamente soy un profe de calle, de bus, de fila, de turno de espera, de tertulia.

Ojala todos los profes hayan pasado un día especial, porque el de hoy no fue común, normal, pues hoy fue el día del maestro, el día del que todos los que amamos enseñar queremos ser algún día. ¡Feliz día colegas!

Jhon Fredy Mayor Tamayo
www.elbuhofilosofico.blogspot.com

viernes, 8 de mayo de 2009

Una profesión que debe ser nihilista

Mal se ha entendido en nuestros días el término nihilismo. Algunos, por no decir muchos, piensan que quienes practican o siguen esta corriente filosófica no creen en nada, pero no es así. El hecho de ser nihilista no significa no creer o no esperar nada extraordinario en cualquier momento. Al contrario de esto, lo que el nihilista no cree es en los dogmas y en las instituciones ni mucho menos en las jerarquías o en cualquier ente supremo. Quien vive y sigue esta corriente se siente libre de cualquier atadura y fácilmente mantiene a la deriva pero con brújula. No es por tanto un caprichoso sino un creador que vive expectante y deseoso del acto creativo, del acto transformador.

Así como sucede en el nihilismo, debería suceder en la educación. Los docentes deberíamos dejar a un lado los dogmas educativos de voces ya ausentes que nos dicen cómo enseñar desde un pasado ya lejano y arcaico. Deberíamos más bien enseñar desde nuestras realidades actuales de opresión y abuso descarado y enajenador que sustrae nuestro pensamiento y encadena nuestra libertad con el autoritarismo propio de los tiranos. Así como en el nihilismo, los docentes deberíamos dejar a un lado el respeto hipócrita ante las instituciones que hoy se sienten dueñas del conocimiento como en la época de los sofistas. Deberíamos, no sobrepasar la autoridad, pero si al menos manifestar nuestro desacuerdo, ése que muchas veces nos tragamos para así llenarnos el estomago y el de los nuestros. El docente debe ser nihilista para así abolir ese ideal de jefe supremo que manda y dispone qué debe enseñarse y que hay qué aprender. Él mismo, como conocedor de la realidad por vivir inmerso en ella, y por padecerle muchas veces, debe ser el que diga que hay que enseñar, cómo, cuándo y a quienes enseñarlo. El docente nihilista debe liberarse de todos estos lastres históricos y tiránicos impuestos por agentes externos. Un docente libre de dogmatismos, protocolos e idolatrías, es capaz de ir a la certeza de la deriva; es capaz de ser creador y transformador a la vez.

Necesitamos que la profesión docente se vuelva nihilista, que los docentes sean nihilistas. Así y solo así podremos dar a cada quien lo que necesita para ser educado, pues por mantener sujetos a un común denominador impuesto, es que fallamos como docentes y como educación, pues ese común denominador no sirve para todos; es excluyente aunque se presente como incluyente.

Debemos por tanto, si inculcar y ofrecer horizontes y así mismo ofrecernos como guías, como acompañantes, como pedagogos. Debemos también liberar la educación, pues no podemos liberar a alguien de algo si nosotros permanecemos esclavos a ello. Un docente nihilista podrá fácilmente, por ir a la deriva de la certeza, encontrar una propuesta de humanización, la cual es tan necesitada en nuestros días. Quien va a la deriva en busca del acto creativo y no de la nada, descubrirá por sí mismo que la pedagogía de la liberación es el canal por donde transita la libertad del hombre oprimido y esclavizado de hoy que se encuentra clavado en la misma cruz de su señor.

Creo, sin derecho a equivocarme y con el respeto de quien así no lo piense, que la educación, desde la perspectiva anterior debe ser nihilista। Que los docentes deben ser nihilistas, propagadores de un mensaje liberador y esperanzador, para quienes todavía creen en la educación, en la escuela, en los docentes, en los estudiantes.

Jhon Fredy Mayor Tamayowww.elbuhofilosofico.blogspot.com

lunes, 4 de mayo de 2009

Una educación que reprime

Días como el primero de mayo, evocan en nuestra agitada vida social consumista citadina, momentos para detenernos a pensar y reflexionar sobre el país y la democracia que en el tiempo presente tenemos. Ver desfilar por las calles de todo el país, y especialmente de nuestra amada Cali, miles de personas que por un día al año dejan sus labores y salen a pedir justicia, igualdad, respeto y trabajo, es interesante y produce un sentimiento de alegría y orgullo pero al mismo tiempo de nostalgia e impotencia. Y entremezclados estos sentimientos uno no sabe qué pensar ni qué hacer.

Así mismo, este paradisíaco momento se ve turbado por los militares y policías, que armados de casco, coraza, bolillo y pistola, intentan opacar un derecho de todo hombre libre y trabajador de cualquier parte del mundo. Estos defensores de la “democracia-tiranía” que tenemos desde hace dos años amedrantan y coartan la libertad de expresión y delimitan el artículo 37 de nuestra Constitución en beneficio de la paz, el orden y la tranquilidad. Sin embargo, queda uno confundido al ver como 8 policías en 6 motocicletas acorralan a un joven de 15 años y una jovencita de la misma edad simplemente porque vienen caminando fuera de la marcha asía sus casas. Los acorralan como si fueran ladrones o un tipo de animal salvaje que necesita control y disciplina para ser domados. Queda uno como un simple espectador impotente ante la imagen de estos “guardianes de la ley y el orden” que practican la justicia y ejercen el poder propio de una tiranía, con sus bolillos de fibra de plástico sobre la humanidad de estos jóvenes. Y por si no fuera esto suficiente, ejercen también su brutal poder policiaco sobre quienes simples transeúntes piden respeto por el joven golpeado delante de una decena de personas, que encerradas en sus casas no dicen nada. Queda uno confundido en su ser e impotente en su ira.

No obstante, ante esta escena tan dramática, brutal y silenciosa, un grito desesperado pide ayuda; es la chica acompañante del chico que con su menudo cuerpo y su frágil feminidad intenta con todas sus fuerzas no dejarse llevar por el bestial y tiránico policía que la llevaba en sus hombros como si fuera un costal que debía tirar a la basura. ¡Es admirable como una joven tan sencilla y menuda protege su derecho y reclama el apoyo de todos los espectadores silenciosos y miedosos que ven la escena! Su grito ha conmovido consciencias y apresurado reacciones. Varias personas al ver su gesto de valentía corren en su ayuda y se enfrentan cuerpo a cuerpo con los policías tiránicos abusadores. ¡Definitivamente la unión hace la fuerza! Entre ese puñado de personas han podido recuperar la libertad de esa chica y ponerla a salvo de su salvaje bolillo e ignorante actitud. Aunque desafortunadamente el chico no ha contado con la misma suerte y por la actitud silenciosa y miedosa de los vecinos del sector ha sido llevado entre un sequito de policías motorizados a un lugar desconocido y probablemente inseguro. ¿Qué sucederá con ese joven? ¿Para qué se lo han llevado? ¿Intentaran corregirlo con su método brutal y tiránico? ¿De qué lo tienen que corregir? ¿De defender los derechos de otro, qué por miedo o agnosticismo social se ha quedado en su casa o ha decidido irse de paseo o al centro comercial?

Sin duda alguna, necesitamos urgentemente una voz de protesta que denuncie la barbaridad y la brutalidad tiránica con la que actúan las fuerzas policiacas y militares de nuestro país. No podemos dejar que ellos sigan educando y corrigiendo a nuestros jóvenes con sus métodos obsoletos y propios de una demagogia práctica y fascista. Los educadores no podemos seguir permitiendo que las fuerzas policiales y militares sigan corrigiendo por medio del poder, el uniforme y la brutalidad. No podemos permitir que la disciplina se siga exigiendo por la fuerza del bolillo, la patada y el manotazo. No podemos permitir todo esto porque lo único que esta manera de actuar producirá será más rabia y sed de venganza de las personas que las padecen. Necesitamos educar en humanidad y en humanitud. En humanidad para que sintamos que somos diferentes a los demás seres que habitan este planeta y comprendamos la gran responsabilidad que tenemos con él, y en humanitud para que nos demos cuenta de que no somos ruedas sueltas sino que todos los seres humanos somos una unidad.

Ojala el silencio de todos los que tenemos que presenciar estos actos tan bochornosos y brutales desaparezca de nuestra humanidad. Que la indignación, propia de una persona justa y humanizada, sea el medio para decirle al que corrige por la fuerza y los golpes, que así no es, que no estamos de acuerdo con su comportamiento, que no aprobamos su actuar y que no queremos que un bien, como es el orden, sea obtenido por la fuerza y por la coacción de otro sumamente vital como es la libre expresión.

Espero que los educadores comprendamos que la verdadera educación no reprime. La única que lo hace es aquella que es ejercida por la fuerza y la brutalidad. La verdadera educación conserva la libertad del hombre, esa misma que ni siquiera Dios puede quitar o violar. La educación debe ser ejercida por los educadores y no por los tiranos. Docentes, no permitamos más esa usurpación; recuperemos nuestro lugar, y si para eso tenemos que luchar, ¡pues hagámoslo!


Jhon Fredy Mayor Tamayo
Director de El Búhowww.elbuhofilosofico.blogspot.com

viernes, 1 de mayo de 2009

La pedagogía de la liberación como propuesta de humanización

Actualmente puede sonar trillada la idea de que Latinoamérica lleva sumergida en la dominación y la explotación más de quinientos años. Para algunos no sería necesario recordar algo que ya sabemos. Sin embargo, es posible también decir que es algo que ya olvidamos. Y aunque es de humanos olvidar, también es obligatorio decir que es de humanos recordar. Y ¿recordar qué? Lo que desafortunadamente no nos gusta reconocer. ¿Qué entonces debemos reconocer? Sencillamente en lo que nos hemos convertido como seres humanos, como sociedades, como países.

Para nadie es un secreto que nuestros pueblos se han convertido en metrópolis con carreteras de tierra. Ya en cualquier pueblo apartado y por pobre que sea encontramos internet, telefonía celular, tecnología para el hogar, vestuarios de marca y productos importados provenientes hasta de la China. Sin darnos cuenta nos han vendido la idea de que formamos parte del mundo y que por consiguiente tenemos que estar a la par del mismo, olvidando que no estamos en las mismas condiciones. Lo que quiere decir entonces, que nos hemos convertido en el basurero del mundo. Negocio que solo es jugoso para el sistema capitalista que impera el mundo. Ha sido posible este actuar del resto del mundo para con nosotros porque nuestros políticos así lo han permitido. Y no ha importado si para hacer esto ellos tengan que modifica leyes o desaparecer personas que se opongan a esta venta descarada e inmoral.

De otra parte, la inclusión de nuestro continente en el mapa de la globalización no solo ha generado desventajas nefastas para nuestra economía y ecología, sino también grandes afectaciones al interior de nuestra humanidad. Conservando la misma estructura de la época feudal, el hoy de nuestras sociedades se encuentra más divido que nunca entre los que tienen todo y los que no tienen nada. Ha sido esta situación tan desastrosa la que ha generado una cruel deshumanización en las personas que ocupan ambas esferas. Pues los de arriba no tienen nada que ver con los de abajo y los de abajo no tienen nada que ver con los de arriba y los mismos de abajo. Tristemente la brecha de la deshumanización ha llegado a situaciones límites tan crueles que ya no compartimos nada con nadie y nos asesinamos o nos robamos entre nosotros mismos. Hemos vuelto lamentablemente la era animalesca de la que un día nos sacaron como proyecto final de la vida.

¿Qué hacer pues ante tal situación tan límite y desconsoladora? Si nuestros pueblos están así, es gracias a los políticos que nos han gobernado. La multitud de fascistas antidemocráticos que han surgido en los últimos años ha agudizado más la situación, pues algunos de ellos se sienten como terratenientes cuidando de sus fincas. Sin duda alguna, han sido los políticos corruptos y faltos de humanidad que hemos tenido los que han hecho de nuestra sociedad lo que es hoy: una sociedad solipsista desinteresada de los demás. Es esto lo que ha alimentado un individualismo destructor no solo socialmente, sino también familiarmente.

Es por esta realidad tan cruel y desesperanzadora que necesitamos hacer algo. Pero, ¿quiénes pueden hacer algo? Creo, sin derecho a equivocarme, que todos aquellos que tienen una responsabilidad concreta están obligados a hacer algo. Son estos, los gobernantes, la Iglesia, las comunidades ancestrales, los grupos humanitarios y ecologistas, y finalmente; la educación. Todos los anteriores tienen responsabilidades tan concretas que no tienen escusa para no hacer nada. Sin embargo, ¿cuál de las entidades anteriores se siente más urgida de hacer algo al respecto? La educación. Si ella es portadora del conocimiento, de la verdad, de la formación del ciudadano; y tiene “como misión despertar personas capaces de vivir y comprometerse como personas”[1], entonces es quien debe poner manos a la obra y hacer lo suyo.

Y ¿de qué manera puede hacerlo? Si la sociedad de hoy está falta de humanidad, entonces la educación tiene que educar en ello. Si es capaz de despertar personas capaces de vivir y de comprometerse como personas, entonces habrá logrado su propósito, porque ¿qué persona que aprende a vivir y a comprometerse con el otro no se siente obligada a humanizar el mundo?

La educación debe recordar al hombre quién es, para que así pueda saber lo que debe ser. Es de reconocer que muchas personas hoy no saben qué son, ni siquiera saben que fueron, pues desde su corta existencia siempre han sido lo que son hoy: consumidores, individualistas, violentos, falto de amor, incapaces de relacionarse con el otro.

Ante una sociedad tan dividida como la colombiana, que no es capaz ni siquiera de contrastar la realidad diaria con la ficción de los medios, y que ni siquiera incluso es capaz de ponerse de acuerdo para una marcha o un referendo; es la muestra de que la educación tiene mucho por hacer. Y lo primero que debe hacer es dejar que los estudiantes jueguen, rían; como decía Zuleta, “la escuela debe dejar de reprimir a los estudiantes, abolir los barrotes y dejar que los niños hagan ruido”. El juego y la risa son quienes permiten que los estudiantes se integren, se relacionen, sientan al otro y descubran que no están solos. Un niño que no pueda jugar o reírse, no se relaciona, no se humaniza, se vuelve solipsista. Y no solo los niños necesitan jugar, también los adultos necesitan hacerlo.

Una propuesta como la de la pedagogía de la liberación es pertinente hoy más que nunca. Si la escuela educa en humanidad todos los graves problemas que nos aquejan tendrán fin. Sí, aunque suene ilógico o utópico. Si la escuela educa en humanidad, puede la persona que es educada tomar conciencia del grave daño que en estos momentos sufre el planeta, o de la terrible persecución de nuestros ancestros en sus propias tierras, o de los graves atropellos que padecen miles de personas en todo el mundo, o del grave daño que le hacen a su fe cuando hacen lo contrario de lo que ella propone, o del vergonzoso circo corrupto y manipulador en que se ha convertido la política. Sin duda alguna, la sensibilización ante lo humano es la única salida del atolladero en el que hemos caído.

Creo firmemente, después de haber leído al pedagogo de la liberación, que Educar en humanidad es volver humana a la persona. Necesitamos crear conciencia de lo importante que es “ser humano”. Me convenzo una vez más que cuando la persona es humana le duele el otro, le duele el mundo, su religión, sus tradiciones, se preocupa por lo que hacen sus gobernantes. La persona que se siente humana le preocupa todo lo que sucede en la sociedad. Hoy le apuesto a una educación más humilde, más dialogante, más libre y más humana. Aunque consideremos que los oprimidos son aquellos que viven en la pobreza o no tienen oportunidades en la vida, pienso, sin derecho a equivocarme, que todo aquel que ha dejado de ser “ser humano”, ya es un oprimido, un esclavo del sistema y una persona falta de alteridad, de amor fraterno, de conciencia.

Jhon Fredy Mayor Tamayo
Director de El Búho
www.elbuhofilosofico.blogspot.com

[1] Mounier, 2002, p. 437. Cita tomada del texto: Ideas Filosóficas que fundamentan la pedagogía de Paulo Freire.

viernes, 24 de abril de 2009

Reeducar o reelegir

Desde hace unos años para acá en nuestro continente Latinoamericano viene imponiéndose una palabra que representa muchos conceptos en sí misma y a la vez cientos de ambigüedades. Y como si fuera algo innato, dicha palabra se ha ido encarnando en el pensamiento de la mayoría de los habitantes de nuestro pueblo como algo bueno, benéfico y positivo. Me refiero en estos momentos, nada más que a la “reelección”. Esta palabra tan clave para muchos burgueses y políticos de alto rango, se ha impuesto en las sociedades de la misma forma como lo han hecho los productos comerciales y de consumo que caracterizan el mercado mundial.

La reelección, en toda la expresión de la palabra, hoy representa para los países donde se ha impuesto una forma de democracia. Sin embargo, lamentablemente la cuestión no es así. Para ello baste presentar lo siguiente. Cuando nació la democracia, los políticos griegos consideraron, para beneficio de la polis, que el gobernante solo debía gobernar por un tiempo de dos años. Ya que si una persona permanecía en el poder el peligro de una tiranía era latente. De igual forma pensaron los romanos, aunque estos fueron un poco más allá. Cuando algún enemigo poderoso atacaba la República, los romanos suspendían la democracia y entregaban el poder a una sola persona, la cual se encargaría de proteger y defender al Estado de cualquier peligro. Restablecido el orden y libres de peligro, el liberador retornaba el poder al senado y al Cesar. Según esto es posible pensar que en bien de la soberanía y el bienestar del Estado, la democracia puede ser utilizada de diferentes maneras.

En nuestros días, parece que la cosa no ha cambiado mucho. Pues hemos visto como desde hace algunos años la democracia ha tomado un rumbo diferente al que debería llevar. ¿Por qué? Si en los albores de la democracia se crearon mecanismos que no permitieran que una sola persona tuviera todo el poder, y para eso se evito la reelección seguida de periodos políticos, entonces la práctica de la reelección no es más que la concentración del poder democrático en una sola persona. Esto ya lo intuía Francisco de Paula Santander y otros de sus camaradas, cuando a Simón Bolivar se le ocurrió quedarse como presidente vitalicio. De inmediato sus fieles compañeros de campaña de independencia se hicieron a un lado y rechazaron la propuesta. Parece ser que el libertador deseaba crear la democracia griega y protegerla desde una visión romana. En otras palabras; quería crear una democracia donde él pudiera mandar. Los sumos de la campaña libertadora se le subieron a la cabeza y creyó que sin él, la República no podría sobrevivir. Es de aclarar que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Aunque hasta el momento pareciera ser que la idea es netamente política, la verdad es que no es así; la política ha servido más bien de abrebocas. Pues la idea es saber que significa reelegir, reeducar. Si en el ámbito político reelección es volver a elegir para así tener el control total, según el origen y la intencionalidad de la misma palabra; entonces reeducar es volver a aprender. Y ¿aprender qué? Que la escuela es la única capaz de enseñar en la verdad y sin ambigüedades, y que para esto se sirve del conocimiento, de la investigación y de los valores. Éste último es la cuota inicial de la familia a la escuela. Pero reeducar no solo es volver a aprender; también es volver a educar. ¿En qué? En algo que enseñó uno de los primeros maestros de la era occidental: “Solo sé que nada sé, pero aún sabiendo esto, sé más que los demás porque lo saben”. Es verdad, el maestro de la mayéutica hoy más que nunca se hace presente en este re-proceso educativo. ¿Por qué? El docente actual cree saber de todos los saberes, sabe tanto que se cree, sin saberlo, un sofista. Bueno, en lo único que no se parece al sofista, es en que no puede decir cuánto cobrar por su servicio. Pero en lo demás sí. Una cosa es ser versátil y otra cosa es ser sofista: el docente versátil no solo es un habilidoso, es un intelectual. Y el sofista es aquel que cree, por sí solo, que se las sabe todas; es pues una persona versátil que sabe hacer creer a los demás que sabe. La verdad del caso es que una cosa es ser habilidoso, versátil, por obligación y otra muy diferente serlo por conocimiento, por intelectualidad. Los docentes actuales tienen que volver a ser socráticos, o sea parteros, ayudar a otros a ver la luz, el conocimiento, la verdad, no mi verdad.

No obstante, los docentes no solo tienen que volver a ser educados en la credibilidad, en la honestidad y en la coherencia. Sino en él para qué del sentido de la educación, el cual consiste en demostrar que la escuela es portadora del conocimiento verdadero y que es la que puede formar los ciudadanos del hoy y del futuro. Necesitamos volver a creer en que la escuela no es una institución más del Estado; somos la institución que se encarga de formar en sociedad a los ciudadanos. Necesitamos los docentes ser honestos con nuestra misión-vocación. No podemos seguir el juego de la política corrupta, donde hecha la trampa hecha la ley. Y necesitamos ser coherentes con nuestra profesión: si no sé para qué aparentar que sé. La coherencia consiste en ser sincero consigo mismo y decirme: ‘Si yo no soy un intelectual para que hablar de temas o cosas donde solo reina mi verdad ante la ausencia de lo no estudiado ni leído’. Definitivamente los docentes necesitamos ser reeducados, necesitamos volver a la escuela, y a la escuela de hoy para que descubramos lo que hemos hecho y en lo que hemos permitido que se convierta.

Si reelegir esta moda, porque no ponemos de moda reeducar. Reeducando a los docentes es la única manera de volver a tener el poder, pero no el del autoritarismo que fue muy característico en otros tiempos, sino el poder del conocimiento. Hoy más que nunca estamos urgidos de recuperar lo que los medios de comunicación, el capitalismo, los corruptos, los violentos y la política nos quitaron: los estudiantes. Ya ellos no son educados por la escuela o la familia; son educados por los entes mencionados anteriormente. Necesitamos hacer esto porque los estudiantes de un tiempo para acá han sido educados en cómo gastar, asesinar, robar etc., pero no en cómo aprender, saber o en valores.

Hagamos que los docentes vuelvan a ser reeducados en tecnología, en ciencia, en teología y en pasión. Y que no nos sentemos a ver como el edificio del conocimiento y la verdad se cae ante nuestras narices. Si nos reeducamos, volveremos a recuperar el fervor, la pasión, las ganas de transformar la sociedad, el mundo.

Sé que reeducar no es fácil, más reelegir si lo es. Sepan todos los docentes que si no queremos que el poder democrático se concentre en una sola persona, como en la época de los romanos, y no queremos gobernantes vitalicios, entonces tenemos que poner manos a la obra. Si queremos una sociedad democrática y justa, no esperemos más y lancémonos a la difícil tarea de volver a ser estudiante, pues así es la única forma de ser reeducados. Debemos pues saber escoger: reelegir o reeducar. Cualquiera de las dos que subsista hará lo suyo.
No olvidemos que volver a la escuela como estudiantes nos ayudará a ser nuevos y verdaderos docentes. Siendo nuevamente estudiantes comprenderemos que es ser docente. Y aunque lo siguiente sea muy atrevido, diré que el quehacer del docente de hoy es educar en democracia, en sentido social. Creo sin embargo, que lo anterior no sería tan atrevido, pues quien haga esto, sencillamente estará cumpliendo lo que le exige la Ley de General de Educación. Sin duda alguna, es urgente que el docente se reeduque. Es la única forma de darse cuenta de que la pedagogía social no solo es una propuesta sino una ley.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La recesión económica de los colombianos

Es común que por estos días todo el mundo hable de la crisis económica que vive el mercado mundial. Parece ser que en estos momentos hasta el más humilde de los colombianos se volvió un experto en economía. Ya es normal que todos estemos pendientes de cuantos puntos bajo la bolsa de New York o cuanto subió el dólar, el euro, o como se cotizo la libra de café y el azúcar colombiana en el mercado mundial. Incluso ya sabemos cuántos millones de dolores necesitan las empresas norteamericanas para recuperarse del colapso que vivió el World Streep Center el año pasado y de las estrategias financieras que tienen el presidente de los Estados Unidos, los europeos y los orientales para sopesar la crisis. Es tan grave la situación que hasta estuvimos al tanto de lo que sucedía en el foro de economía mundial realizado en Suiza a finales del mes pasado. Hemos caído tan bajo que hasta nuestro heroico presidente Álvaro Uribe realizó un conversatorio con el presidente de México, Felipe Calderón y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.

Sin lugar a duda el fenómeno de la economía nos ha abarcado totalmente. Desde los años 30 del siglo pasado, la economía no sufría un declive tan fuerte como el que estamos viviendo en estos momentos. Ha sido tan fuerte el colapso que muchas empresas norteamericanas han quedado en la ruina y otras han tenido que despedir a más de la mitad de sus empleados. La crisis ha sido tan grave, que hasta las grandes potencias como Inglaterra, Francia, Rusia y Alemania han entrado en recesión. Realmente el problema es más grave de lo que nosotros podemos pensar, pues el hecho de que el sistema económico mundial, que es el capitalismo, este en quiebra es preocupante para la población mundial.

Sin embargo, mientras los países más poderosos del mundo no saben qué hacer ante la situación presentada, y más bien deciden entrar en recesión mientras todo se calma o se vuelve a recuperar, en nuestro país parece que este fenómeno no produjera ningún resultado negativo. Parece, según el ministro de Hacienda Iván Zuluaga, que el problema de la crisis y de la recesión no nos afecta. Resulta tan falso eso, como si dijéramos que en ningún momento las pirámides o las captadoras de dinero no existieron en ningún momento en el país. Como si los más de cuatro mil afectados solo fueran extras de una gran película de cine como Troya, Gladiador, Corazón Valiente o la Gran Estafa. Eso que dice el ministro Zuluaga, no sería propio ni siquiera para alguna isla perdida en la inmensidad del océano pacifico. Por el contrario, Colombia es un país que con más razón que los demás países del mundo debería encontrarse no solo en crisis sino en cuidados intensivos. ¿Por qué? ¿Acaso Inglaterra, Francia, Rusia o Alemania tuvieron el problema de las pirámides al interior de su economía? No, y así entraron en recesión, entonces ¿nosotros por qué no? ¿Es nuestra economía la más sostenible y líquida del mundo como para no entrar en crisis como los demás países? O ¿acaso no teníamos necesidad de entrar recesión porque ya vivimos en ella? Creo que los miles de colombianos que percibimos salario en el país podemos responder muy bien esta pregunta.

¿Qué colombiano a los tres días de haber recibido el salario, sea mensual o quincenal, tiene dinero en el bolsillo para gastar en algo que quería o necesite? No hemos recibido el salario y ya en la mente estamos haciendo cuentas: Que el mercado, los recibos, el arriendo o la cuota de la casa, la mensualidad del colegio, los pasajes, los gastos del niño o de la niña, lo de la tienda etc., y me quedan como ¿…? Esta es la realidad del común denominador de la mayoría de los colombianos que devengamos un mínimo o máximo dos. No nos queda ni para una salida con la familia el día domingo, y si salimos hay que dejar de comprar algo o pagar con la tarjeta de crédito y empezar a quedar con deudas. No se justifica que no nos quede ni para la recreación familiar y en ocasiones ni para los pasajes, porque muchos colombianos tienen que llegar en bicicleta al trabajo. Si los americanos y los europeos hablan de crisis, realmente no han vivido en Colombia y no se han tomado la molestia de saber cómo vivimos aquí, pues nosotros mantenemos en crisis constante y nos quejamos. Tanto es así, que según cifras del DANE, desde el año 1988 hasta el 2008, el salario solo ha tenido un aumento en promedio de $ 21.695 pesos por año. Mientras que el de los congresistas ha tenido un aumento de $ 524.000 pesos por año. ¡Cómo si los únicos que trabajaran en este país fueran ellos! Trabajan tan duro que hasta necesitan dos suplentes en el Congreso, dos secretarias, tres escoltas y una oficina privada.

Crisis, de eso que nos hablen a nosotros los colombianos que ya estamos cansados de eso. ¡Aunque la verdad es que como en este país tenemos tanto dinero y estamos también que ni la crisis económica mundial ni las pirámides nos preocupan, entonces qué! ¿Acaso alguien se ha detenido a pensar cuánto dinero invirtió la gente del país en las pirámides? Lo único que sabemos es que los noticieros dicen que uno se perdió con 30 mil millones, otro con 100 mil y otro con 200 mil millones. ¡No sabemos nada más! ¿Será acaso que estos argumentos no son suficientes para decir que a diferencia de otros países, nosotros deberíamos estar en la ruina, o sea, en cuidados intensivos?

El gobierno nacional no ha reconocido la gravedad de la situación en nuestro país porque no quiere reconocer que se durmió con lo de las pirámides. O no se durmió, sino que lo sabía pero se le salió la cosa de las manos. Nuestro gobierno fue negligente y permisivo con las pirámides. En este asunto ha sido más honesto y sincero el gobierno de los Estados Unidos, que reconoció que le había faltado control con las inversiones y los movimientos que se estaban haciendo en la bolsa de New York. En cambio nuestro gobierno no ha querido reconocer nada sino que lo único que ha hecho es tener encerrado a un muchacho buscando la manera de cómo presionarlo para que reconozca cargos que ni se sabe si son verdaderos. Como si con eso fuera a solucionar el problema social tan grave que tenemos al sur y centro del país.

Si alguien aún considera que los únicos afectados por la crisis mundial son las grandes potencias, qué será entonces de este pobre país subdesarrollo que vivió todas las plagas de Egipto de un solo golpe con pirámides incluidas. No sigamos creyendo lo que dice el ministro y el presidente frente a la economía porque es falso. Lo mismo nos dijo el ex-ministro de agricultura Andrés Felipe Arias, en cuanto al alza exagerada del arroz. Que ya venía una cosecha de arroz y que el precio volvería a ser el mismo pero este nunca regreso a su precio normal. Podemos ser un país sin conciencia social pero nunca un país que crea mentiras que se caen por su propio peso.
Si algún país quiere saber cómo se vive en una crisis, que venga a Colombia y conozca la realidad que nosotros vivimos desde siempre y aprenda cómo hacer magia con los dos pesos que nos ganamos para poder sobrevivir. La recesión económica mundial será por un tiempo y muy pronto tendrá solución, pero la de nosotros será eterna y sin más esperanza de acabarse como que los colombianos exigiremos al gobierno el acuerdo humanitario.

Jhon Fredy Mayor Tamayo
Director de El Búho